Si algo he aprendido en esta vida es que todos somos humanos, todos somos iguales; el abogado no es más que el zapatero, de ser así el abogado no se pondría zapato; el ingeniero no es más que el jardinero, sino ¿por qué no corta su jardín?; el arquitecto no es más que el albañil, sino ¿quién levantaría los edificios?.

Todos tenemos los mismo derechos y nos merecemos exactamente las mismas cosas, nunca, pero nunca!!! debes mirar a alguien por debajo del hombro solo porque tengas dinero o porque tengas poder… el dinero y el poder se acaban… las personas también se acaban 🙂 pero recuerdas qué dije al principio? todos somos iguales, así que ti también te llegará, a mi también me llegará, a todos nos llegará, pero lo mas interesante de todo es que cuando nos toque nos toca! porque la muerte no mira tus cuentas bancarias, no mira tus carros, no mira tus zapatos, no mira tu casa, pero quizás si hay algo que pueda ver, tu corazón.

Anda, tratame igual, trata a tu compañero de trabajo igual, trata a tu familia igual, trata a tus enemigos igual… si bien estamos en una sociedad de competencia no significa que debas ser arrogante, no hay nada como ser muy bueno en lo que haces pero ser humilde, nada ganas con auto-atribuirte ser el mejor, es mucho más confortante que te quieran… así que de nada vale darse aires de grandeza porque no hay nadie más grande que Dios porque aquí en la tierra Nadie es más que Nadie.